¿Compasión o "con pasión"?... mejor CON DIGNIDAD HUMANA Y MOTERA.

¿Qué silla de ruedas? 
Alta Gracia. Hace dos años y medio, se accidentó con su moto y quedó postrado. Pero la adaptó y sigue andando en ciudad y hasta en ruta.

 Trucco y su Gilera 150 adaptada. “Nunca me sentí un discapacitado", dice.

 Trucco, por las calles de Alta Gracia. Desde la silla de ruedas, maneja la moto.

 

Con su moto, anda por el centro y por todo Alta Gracia.

 

Por Adrián Bassola

“La moto me salvó la vida”, dice Jorge Trucco, un enfermero de 53 años que es paralítico… y anda en moto. Y no es que anda en moto porque lo lleven, que ya sería toda una rareza, sino porque ha adaptado un complejo sistema mecánico, similar a lo que sería un sidecar, que le permite manejar su vehículo desde la silla de ruedas y desplazarse por todos lados, aun en la ruta.

La moto que le “salvó la vida” a Trucco está ahí, estacionada en la puerta de la casa sencillita de un barrio alejado de Alta Gracia. Es una Gilera 150, y es la misma que lo llevó a la silla de ruedas (con ella chocó contra una camioneta en una esquina de Alta Gracia, el 6 de diciembre de 2010) y es la que ahora le permite “ir a comer una pizza con los amigos, hacer los trámites por toda la ciudad, llevar a algún vecino necesitado de transporte y, si hace falta, hasta hacer un viajecito en ruta”, a 85 kilómetros por hora. ¿Y la Caminera? Sonríe Trucco: “El policía que no me conoce se me tira como a la pileta para no dejarme pasar, pero tengo todo en regla. Y el que ya me conoce me hace la venia y me da paso”.

Hace tiempo que se lo ve a Trucco andando en su moto adaptada por las calles de Alta Gracia. Casco riguroso, indicación de vehículo para discapacitado, todos los papeles requeridos. Quien se lo cruza no alcanza a identificar de primera de qué se trata, y aunque el aparato no es técnicamente un sidecar, el primer impulso es asociarlo a ello.

La salvadora. La moto que le “salvó la vida” a Trucco es la misma del accidente. “Es la sexta moto que tengo, y caídas tuve un montón”. Pero la de aquel lunes de diciembre no fue una más. Trucco iba a trabajar a la siesta a una clínica de la ciudad (es enfermero, entre muchas otras cosas), cuando chocó con una camioneta. Ya no volvió a caminar, y no volverá a hacerlo.

Postrado es la palabra que se usa en estos casos. Pero hoy, dos años y medio después de ese trágico cruce, Trucco se siente “un tipo normal, con algunas limitaciones pero con un montón de potencialidades”. Y buena parte de la “culpa” de ese sentimiento tan positivo la tiene la moto, que espera allá en la puerta.

“Cuando hablé de ‘la moto’ en el instituto donde me estaba recuperando, el director puso un ‘parate’ en el acto. Pero después, cuando vio las fotos que le mostré, me terminó confesando: “Tengo unos cuantos años y he visto muchos aparatos para discapacitados, pero como esto… ninguno”.

Los ocho meses de rehabilitación en la clínica Rita Bianchi de Tanti (tiene un profundo agradecimiento a todo el personal) fueron también los de la planificación del nuevo medio de movilidad. “La moto no se vende”, dice Trucco que le dijo a su hermano cuando tomó la decisión de reconvertirla.

Sergio Obregón fue el tornero encargado del armado. “Es un genio. Fue haciendo pruebas y trabajando. Cuando me la trajo, fuimos a dar una vuelta y ya no me quería bajar más”.

Y para demostrar que es bastante sencillo y que puede hacerlo todo solo, ya nomás se arrima al vehículo. Sin ningún tipo de asistencia baja la compuerta trasera que queda como una rampa y, sentado en su silla, ingresa al habitáculo, desde donde maneja con total comodidad.

Cuando logramos superar la sensación de que “está loco”, libertad es la primera palabra que se viene al verlo andar. Él prefiere hablar de independencia. “A mí me devolvió la vida”, vuelve a decir. “Salgo, voy a los negocios, al banco… y si hay alguien para llevar, lo llevo. Uno, dos. Los que van en la moto pueden ir tranquilamente”.

Claro. Total, él maneja desde la silla de ruedas.

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¿Vamos a dar una vueltita?

Si necesitás ir hasta el centro de Alta Gracia y estás a pata, Trucco te lleva. En dos minutos sube en su silla de ruedas al sidecar, la asegura con unas correas y ya está listo para la gauchada. Vos sólo te tenés que subir como a cualquier moto, aunque no sabés bien dónde poner las manos, porque no tiene manubrio. Desde su silla de ruedas, Trucco acciona todos los mecanismos para andar: maneja, frena, coloca los guiños. Así que es cosa de acostumbrarse, relajarse, y dejarse llevar.

Fuente:  http://www.diaadia.com.ar/cordoba/que-silla-ruedas

COMENTARIO: Sr ministro de seguridad Alejo Paredes, ¿usted cree que Jorge necesite llevar la patente en el casco y un chaleco refractante para que la gente lo identifique?

Bastante tiene con la estigmatización social de la discapacidad, si bien el no se siente discapacitado, la gente lo ve como tal y ahora también será para el resto un posible delincuente.

Al igual que Jorge tampoco nos sentimos "motochorros" por mas que la policía, los políticos y algunos medios de comunicación nos vean como tales y quieran hacerle creer a la gente que su medida es buena y que vela por la seguridad ciudadana. Eso también es estigmatización social.

Jorge sos un ejemplo de lucha... BUENAS RUTAS POR LA VIDA, FIRME Y DIGNO !!!!

Dejo mi saludo ritual como un apretón de manos o un "Ave María Purísima", Firme y Digno, Bocha... el sociólogo.